Día 5 – Villalon de Campos – Mansilla de las Mulas. 73km

Día 5 – Villalon de Campos – Mansilla de las Mulas. 73km

Salimos con el corazón contento y el cuerpo un poco más descansado, la verdad es sorprendente cómo responde el cuerpo, es como si supiera que no tiene opción, así que para qué discutir, se presta a la tarea una vez más, con la expectativa de otros 70-80km por delante ese día.

Pasamos el primer pueblo, que poco a poco a medida que avanzamos, la arquitectura va cambiando. Seguimos el camino que marca el GPS y Wikiloc, y después de pasar Arenillas de Valderaduey, cruzamos por un camino paralelo al río. Después de varios kilómetros, suficientes como para decir, «para atrás ni para coger impulso», el camino va perdiendo nitidez y se va llenando cada vez más de flores. Muy bonito, sí, excepto cuando te das cuenta que es casi imposible atravesar pedaleando lo tupido del monte, sin saber cuánto queda por delante, y sabiendo exactamente cuánto hay para atrás. Con la esperanza de que se acabara rápido, seguimos hacia adelante, otros 2km, quién sabe, tal vez en 100mts ya se despeje de nuevo, que cuando se piensan en terreno liso no es nada, pero cuando estás luchando con plantas y flores llenas de pinchos, enredándose en los cambios y las ruedas, y con las piernas descubiertas recibiendo uno tras otro «latigazo». Para mí, éste fue sin duda alguna el momento más angustiante de todo el viaje.

Finalmente atravesamos el camino, o la falta de él, y retomamos vías más transitadas. Por supuesto al salir, tuvimos que sacudirnos enteros los pinchos que hasta dentro del zapato llegaron, revisamos que no hubiera un pinchazo y le quitamos toda la paja enredada en los cambios y cadenas de las bicis; fue en esta revisión que David cae en cuenta que un tornillo de su porta equipaje se había roto, y que al caer con el peso de la alforja rozaba la cadena. Como pudimos distribuimos el peso en otro lado, para no cargar de más el lado roto y David amarró con prescintos como pudo, por lo menos para no dañar los cambios o la cadena y lograr llegar al siguiente pueblo. Nos empezamos a cuestionar si yo debía llevar 2 alforjas (para mí significaría un esfuerzo mucho más grande llevar más peso encima, ya con una alforja estaba luchando) o enviar a Madrid de regreso parte del equipaje que llevábamos.

Pasamos por un lado a Grajal de Campos, lamentamos no acercarnos, desde lejos se ve un castillo absolutamente hermoso, pero debíamos resolver lo del porta equipaje lo más pronto posible, así que seguimos hasta Sahagún, la mitad del camino, donde se une el Camino de Madrid con el Camino Francés, y donde teníamos más probabilidad de arreglar la bicicleta.

Llegamos preguntando por una tienda de reparación de bici, intentó varias cosas, pero no pudo hacer mucho, el tornillo estaba aislado adentro del cuadro y sin cabeza, básicamente imposible de sacar sin dañar el cuadro de la bici. Nos puso una brisa metálica y algunas extra de plástico, luego paramos en una ferretería, y compramos millones de bridas, de todos los tamaños y colores, y bueno, a seguir así, revisando cada tanto que no se hubiera caído hacia la cadena nuevamente.

Pasamos por Bercianos del Real Camino, El Burgo Ranero, Reliegos, hasta Mansilla de las Mulas. Revisamos el porta equipaje, todavía aguanta. Decidimos quedarnos en un hostal en esta oportunidad. El que nos recibe nos recomendó un lugar para comer: Alberguería del Camino, un Hotel-Restaurante, realmente acogedor y hermoso, una comida exquisita, muy bien atendidos y con la mejor tarta de queso que he probado en mi vida; ya el sitio es suficientemente espectacular, pero la tarta es que se lo lleva a otro nivel, solo por probarla de nuevo volvería. Mansilla de las Mulas, otro pueblo hermoso que nos seduce de quedarnos, olvidarnos de la vida citadina, y disfrutar de los placeres de una vida más sencilla, más tranquila.

Día 6 – Mansilla de las Mulas – Astorga. 72km

Pinchos hasta dentro de las medias

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